Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100108
Legislatura: 1886
Sesión: 5 de julio de 1886
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Elduayen, Marqués del Pazo de la Merced.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 33, 394-396.
Tema: Tratados de comercio.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Señores Senadores, yo siento venir a interrumpir esta discusión; pero el Sr. Elduayen ha tenido por conveniente recordar unas opiniones mías que sostengo; y es cosa singular; el Sr. Elduayen y su partido, que han metido al partido liberal en este compromiso, ahora que el partido liberal lo cumple, vienen a hacerle cargos por ello.

Yo, en efecto, me opuse al proyecto de ley que presentó el Gobierno del partido conservador, porque en aquel proyecto de ley, no solo se le ofrecía a Inglaterra el trato de Nación más favorecida, sino que se le ofrecía sólo provisionalmente, mientras se hacía un nuevo tratado, y el compromiso que yo no quería adquirir era éste, porque entendí que aún se le concedía demasiado a Inglaterra otorgándole el trato de Nación más favorecida; pero como al mismo tiempo se le concedía nada más que provisionalmente y mientras se hiciera un nuevo tratado, figúrense los Sres. Senadores dónde íbamos a parar con un nuevo tratado que había de favorecer las condiciones que Inglaterra impusiera. ¿Y qué resultaba de aquí? Que de una manera indirecta modificábamos todos los tratados, los hacíamos nuevos con todas las demás Naciones, puesto que como todas tienen la cláusula del trato de la Nación más favorecida, en último resultado, si nos comprometíamos a hacer un nuevo tratado con Inglaterra, las ventajas que se daban a esta Nación se concedían a las demás, sin que éstas nos dieran nada. Este era mi cargo, y ha podido S.S. concretar mis ideas. ¿Qué tiene esto que ver con lo que el Gobierno del partido conservador prometió a Inglaterra? [394]

Es más; yo no quería ni aun conceder a Inglaterra el trato de Nación más favorecida, porque creí que Inglaterra nos concedía poco a cambio; ahora, ¡ya lo creo! Os dije en ese mismo discurso: (¿por qué no lo lee s.S.?) ?no hacéis sólo mal al partido conservador en ir tan allá para favorecer a Inglaterra en este sentido, sino que además ponéis en un compromiso al partido liberal para cuando venga al Poder concediendo eso, porque el partido liberal es más librecambista que el conservador y no había de tener armas para defenderse de las peticiones de Inglaterra. Pues qué, ¿creéis que no se perjudica a los intereses nacionales dándole el trato de Nación más favorecida?? Yo le decía también al partido conservador: ?desarmáis al partido liberal, porque éste no puede ser menos librecambista que vosotros para con Inglaterra, y desde el momento en que vosotros os comprometéis a dar a Inglaterra el trato de Nación más favorecida y además la oferta de un nuevo tratado?, porque eso se lo dabais, nada más que como una cosa pequeña, para hacer luego un nuevo tratado. Y desde ese momento, ¿qué había de hacer el partido liberal al venir al Poder, encontrándose con el compromiso contraído por el Gobierno conservador? Pues se encontró además con una circunstancia, en la cual no me quisiera ver ni como Ministro de Estado, ni como Presidente del Consejo de Ministros; en una situación en la que se ha encontrado el Sr. Elduayen, en la situación de que digan en un Parlamento y en la Nación inglesa cosas poco favorables a un Ministros español. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: Se lo leeré al Sr. Presidente del Consejo, a la vez que lo que han dicho de S.S.). Nunca, en ese sentido de falta de formalidad, jamás me ha acusado a mí nadie, y yo, francamente, sentiría que ningún Gobierno extranjero me acusara, como representante de la Nación española, de falta de formalidad.

Los Gobierno pueden tener ciertas ideas; pero cuando llegan al Poder se encuentran con compromisos contraídos por un Gobierno conservador o sea el que quiera (pues el Gobierno conservador era Gobierno de la Nación, como lo es hoy éste), ya no tienen más remedio que partir de las condiciones impuestas. Además, Sr. Elduayen, entonces decía yo: ?Todavía admito que deis a Inglaterra el trato de Nación más favorecida, pero con ciertas compensaciones?. ¿Qué compensaciones pedías vosotros? Pues nosotros empezamos por darlas, y las hemos ya dado grandísimas para la industria, y una de ellas es el proyecto de ley que hace pocos días presentó aquí el señor Ministro de Hacienda. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: Ya se presentó en la legislatura pasada el proyecto de la abolición de la base 5ª. ?Un Sr. Senador: Pendiente del dictamen de la Comisión). Nosotros lo hemos presentado ahora, y yo no recuerdo haber visto el vuestro. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: Lo leyó el Sr. Ministro de Hacienda). No lo recuerdo. De todas maneras, resulta que nosotros cuando más, concedemos parte de lo que vosotros concedíais, porque damos a Inglaterra nada más que el trato de ?Nación más favorecida? hasta el año 1892. Y como con Inglaterra ni con ninguna Nación no se puede jugar, cuando se dice: ?esto es provisional mientras hacemos un tratado de comercio?, es natural que surjan las pretensiones; y ya Inglaterra empezaba a cercar al Gobierno para que presentara en seguida el nuevo tratado, entiéndase bien, el nuevo tratado, no el relativo al trato de ?Nación más favorecida?. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: Pido la palabra para rectificar). De modo que Inglaterra entonces, a pesar de que trataba con un Gobierno conservador, que por consiguiente, no tenía la obligación de ir tan allá en ciertas ideas, a pesar de eso, no se conformaba con lo que le daba el Gobierno conservador, y exigía que inmediatamente se hiciera el nuevo tratado de comercio.

Nosotros hemos dicho a Inglaterra: ?No, tanto como eso, no; conténtate con el modus vivendi; conténtate con el trato de Nación más favorecida?, prorrogando al mismo tiempo todos los tratados, para que hasta el año 1892 no tenga más esperanzas.

Por lo demás, aquí se habla de las colonias. Yo creo que esa es una compensación, una compensación grandísima, favorable a nuestras colonias y favorable a la Península. Además, también se mete aquí mucho ruido sobre lo que van a sufrir los intereses catalanes. Yo entiendo que la mejor manera de favorecerles, es ésta: por de pronto la prórroga de los tratados hasta el año 1892 hace ilusoria la ley de revisión de la base 5ª, revisión que se había de hacer dentro de un año; mejor dicho, antes, porque ya ha pasado el 1º de julio, y el 1º de julio del año que viene había que hacer una nueva rebaje que podía hasta el año de 1892. Pues yo digo a los señores catalanes, como digo a todos los Sres. Senadores, que hasta el año 1892 es imposible dejar de tratar con Inglaterra, y que después de la concesión hecha por el partido conservador, respecto a la escala alcohólica, no se le puede negar a la Nación inglesa lo que se concede a todas las demás. Pero vamos a concedérselo ahora, o antes de que llegue el año próximo, en cuya época habría que concedérselo con la rebaja que además tendríamos que hacer. De manera que al concederle ahora el trato de Nación más favorecida hasta el año 1892, no tiene Inglaterra derecho a pedir más; mientras que si esperamos, si no tratamos con Inglaterra, siendo ya la cuarta vez que se pone esta cuestión sobre el tapete, llegaré el año que viene, habrá que hacer la rebaja de la base 5ª, y como es imposible llegar al año 1892 sin tratar con Inglaterra, sin darle por lo menos lo que a las demás Naciones, va a resultar que le vamos a conceder el trato de Nación más favorecida cuando todas las Naciones estén más favorecidas que hoy, y por consiguiente sería mucho más lo que tendríamos que dar entonces, y los intereses de Cataluña sufrirían mil veces más. La única manera que habría de salvar esos intereses de Cataluña, si fuera verdad que estuvieran amenazados, sería conceder a Inglaterra el trato de la Nación más favorecida para no tener que concedérselo mañana en peores condiciones.

Bajo este punto de vista, ¿qué inconveniente hay en que se conceda hoy lo que hace tantos años quisisteis conceder vosotros con el compromiso de un nuevo tratado? Así es que yo creo que este proyecto de ley, lejos de ser perjudicial a los intereses de Cataluña, deben votarlo, y votarlo con cariño sus representantes, porque eso les evitaría mayores males.

Después de eso, hagan lo que quieran. Ya saben los catalanes que yo no soy enemigo de Cataluña, como no lo soy de ninguna provincia de España, y que siempre que ha acudido a mí Cataluña, en cuanto de mía ha dependido, ha encontrado eco su voz y ha encontrado apoyo en todo aquello que me ha sido posible [395] concedérselo. Pero es necesario que nos desengañemos, señores. Con Inglaterra es imposible estar así eternamente; alguna vez se ha de hacer, y ya es la cuarta que viene esa cuestión al Parlamento. ¿Es que no lo hacemos hoy? Pues tendremos que hacerlo mañana, y mañana ser hará en peores condiciones para todos, de lo que pudiéramos hacerlo hoy.

En una palabra, Sr. Elduayen, esto no es más que una parte, la menos perjudicial de lo que el Gobierno conservador proponía; porque recordará su señoría que cuando yo combatía aquel proyecto de ley, aún le decía en alguno de mis párrafos, que sería bueno los leyera todos: ?todavía si se le diera ese trato de Nación más favorecida, todavía si eso fuera definitivo, aún creería que le concedéis mucho?; pero eso de que le concedíais mucho y sólo como provisional y mientras se hacía el tratado de comercio, que ya se estaba estudiando en Inglaterra. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: Está S.S. olvidado de todo). No hay semejante olvido; ahí están las negociaciones. He hablado con el señor ministros inglés, sé cómo estaban entonces las negociaciones y cómo pensaba Inglaterra, que no pensaba conformarse sólo con el modus vivendi.

Yo no venía preparado para esta discusión, pero le traeré a S.S. los datos del compromiso que el Gobierno conservador tenía para hacer un tratado de comercio con Inglaterra. (El Sr. Marqués del Pazo de la Merced: Pido la palabra), y a eso es a lo que principalmente me oponía yo, porque lo creía muy perjudicial, mientras que esta primera parte del modus vivendi como definitiva, ya no hay más remedio que concederlo, teniéndolo concedido el Gobierno conservador, y cuando, además, no hay medio después de esto, que impida el darle a la Nación inglesa lo que se da a las demás Naciones.

Respecto a los intereses que pueden abrigar temor por este tratado, diré que deben tener en cuenta que algún tratado había que hacer con Inglaterra, y el más sencillo es el modus vivendi, es darle el trato de Nación más favorecida; porque si no se le da hoy, habrá que dárselo mañana, y mañana se habrá rebajado más la base quinta, se habrá llegado a una tercera columna de arancel. ¿Y vamos a darle el trato de Nación más favorecida cuando el arancel haya bajado? No tengo más que decir. [396]



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